La vuelta a las clases presenciales en septiembre de 2020 ha sido un reto enorme por las medidas de seguridad exigidas para limitar el impacto de la COVID-19 a la escuela. American School of Valencia, con más de 800 alumnos distribuidos en cuatro divisiones, ha tenido que modificar la organización de los grupos, reforzar la plantilla y habilitar nuevos espacios para dar clase. Y con todo esto preparado, aún quedaba una pregunta: ¿cómo iban a estar los alumnos después de seis meses fuera de las aulas?
“Esperábamos un proceso difícil pero no ha sido tanto como pensábamos al principio”, afirma Yolanda Murphy-Barrena, Principal de Preschool y Elementary School. “Hemos implantado un protocolo de llegada que incluye itinerarios separados y toma de temperatura, hemos mejorado la seguridad y rapidez del proceso de salida por la tarde y los alumnos se han familiarizado muy rápido con las normas de higiene y distanciamiento”, explica la responsable de estas dos divisiones.
A nivel emocional, cabía esperar cierta inquietud entre los más pequeños por lo que el equipo docente de Preschool y Elementary planificó la vuelta en torno a la idea Reconstruir la comunidad. “El coronavirus ha estado muy presente en las noticias y en las conversaciones familiares pero algunos niños puedan haberlo sentido más cerca por tener un familiar enfermo o porque el trabajo de sus padres se haya visto afectado por la pandemia”, explica Richard Albiñana, orientador en Preschool y 1º y 2º grado. “Tuvimos en cuenta estas circunstancias en la programación de la asignatura Personal and Social Education y hemos dedicado las primeras semanas del curso a recuperar los sentimientos de seguridad que proporcionan las relaciones con los compañeros, los profesores y el sentimiento de pertenencia en la comunidad”, describe.
La adaptación a las normas de higiene no ha sido un problema, destaca Albiñana: “Muchos niños se recuerdan unos a otros el uso de la mascarilla o el lavado de manos, se nota que los padres han hecho un buen trabajo en casa”. En cuanto a la organización en grupos burbuja, soluciones como las actividades estructuradas en los breaks “evitan los contactos fuera del grupo y ayudan a los más pequeños a saber cómo gestionar el tiempo libre”, describe. En línea con la filosofía de refuerzo positivo seguida por el colegio, los alumnos reciben recompensas individuales o grupales que ayudan a hacer visibles los comportamientos responsables.
La experiencia del primer mes es positiva y los profesores del ASV “se sienten agradecidos por haber vuelto a trabajar cara a cara con los alumnos”, afirma Yolanda Murphy-Barrena.